Ni contigo, ni sin ti.

Tras intentar olvidarte, sacar de mi mente estos pensamiento que me abrazan, que me acorralan, me sumergí en aquel mundo del que ni siquiera somos dueños de nuestros actos; en aquel mundo en el que preferí ahogarme para no pensarte, para no ver constantemente tu rostro como si estuviese dibujado en mis pupilas; para entender, y buscar los motivos que me han aferrado a ti, como un niño necesitado de su madre; mas mis intentos, una vez mas no resultaron, sino mas bien que me dieron las fuerzas de ir tras de ti y consumar aquel deseo que ardía en mi pecho y nunca hice por temor a tu rechazo.

En mi mente, a pesar de las infinitas dudas y preguntas que ha diario me enloquecen, solo tengo algo claro, y es que te amo.

Antes vivía aislada en el temor a salir herida, mis marcas internas me recordaban que no debía, que me alejara, que intentara huir para no sufrir nuevamente; pero estas aquí, no conmigo, pero estas; y sufro nuevamente, ahora por no poder tenerte.

Pero confundes mi mente con aquella mirada que me embarga de ilusiones, con aquella sonrisa que no me deja cerrar mis ojos en las noches sin antes pensarla, en la dulzura que reflejan tus palabras, aun cuando estas no van dirigidas a mí, pero que también me logran endulzar.